Premiar una conducta adecuada hace probable que ésta se repita. Para premiarla, utilizamos «reforzadores».
Existen dos clases de «reforzadores»:
1. Reforzadores materiales: caramelos, regalos, permiso para ver la televisión, etc.
2. Reforzadores sociales: sonrisas, halagos, atención, caricias, etc.
El «reforzador» funcionará mejor si es inmediato y se indica claramente al niño por qué se le premia.