Antonio tiene 15 años. Cuando le preguntan algo, él es esquivo y, a veces, se enfada. En los fines de semana cada vez llega más tarde a casa con la excusa de que sus amigos también lo hacen. El diálogo con sus padres se limita a cuando éstos le regañan, le llaman la atención, le hacen interrogatorios interminables sobre lo que hace en el IES o con los amigos. Antonio cada vez es más esquivo y se cierra en sí mismo.
¿Cuál ha podido ser el origen de esta conducta?
El origen de esta conducta puede estar en la pérdida progresiva de comunicación entre padres e hijo. Cuando los niños va entrando en la adolescencia es normal que exista un distanciamiento de los padres ya que el círculo de amigos va tomando una mayo importancia y tratan de encontrar un marco social que les permita actuar con autonomía desligándose de su comportamiento más infantil.
¿Qué pueden hacer los padres?
Estas sugerencias nos pueden ayudar a mejorar la comunicación con nuestros hijos/as adolescentes:
- Razonas las opiniones con ellos.
- Ofrecer opciones será más fácil que acepte hacer algo.
- Escuchar y dar razones de las decisiones. Explicar las razones que tenemos para oponernos a algo o castigarlos.
- No utilizar los interrogatorios de forma inquisitoria.
- Hacernos presentes en su mundo aprovechando los momentos en que esté más accesible.
- Hacer que nos busque porque pueden confiar en nosotros.
- Tenemos que tener claro que competimos con los medios de comunicación en esto enviando mensajes distintos.
- Negociar, acuerdos que tienen que ser cumplidos.
- Hacerles entender cuando sus razonamientos son sensatos y cuando no.
- Escuchar cuidadosamente antes de decidir sobre lo que nos piden.
- Intentar analizar qué hace y por qué lo hace.
- Ser positivos y constantes.
- Formular las peticiones de forma clara, firme y segura. Se suelen cebar con los padres inseguros. Decirles exactamente los que debe hacer y lo que no cuando le pedimos algo
- Evitar caer en comentarios hirientes o irónicos.
- Si nos hemos equivocado es bueno reconocerlo sin tapujos.
- Evitar desacuerdos entre la pareja delante de ellos.
- Delegar responsabilidades en ellos.
- Hacer que participe en las discusiones o reflexiones familiares. Hablar con el sobre sucesos de la vida, preocupaciones, etc.
- Evitar poner etiquetas.
- Valorar la escuela y su esfuerzo, no solo por las notas si no como medio de aprender para la vida.
- Valorar en ellos la idea de compromiso.
- Pacto y reflexión sobre horarios, actividades, paga, regalos, tiempo de tv, ocio…
- Tenemos que estar atentos a cambios bruscos ya que todos tienen su causa.
- Permitirles equivocarse y rectificar.
- Evitemos sentirnos decepcionados ante el primer fracaso.
- No perder el respeto y tampoco permitir que nos lo pierda.
- Cuando se empiezan a poner “tontos” mejor dejarlo y cambiar de habitación, no dialogar con gritos.
- Debemos valorar su responsabilidad y premiarla. Cuando no cumple restar tiempo en la calle o dinero, suele funcionar mejor. No quitar todo si no una parte.
Tomado de: unidades de trabajo para escuela de padres y madres. Unidad 10: límites, premios y castigos. Dirección General de Participación e Igualdad Consejería de Educación y Ciencia de Castilla la Mancha desde http://www.educa.jccm.es/educa-jccm/cm/recursos/tkContent?idContent=55949&locale=es_ES&textOnly=false