- Con este ejercicio quiero enseñarte a sentarte, tan quieto como una rana.
- Solo tienes que sentarte en algún sitio, con la espalda recta, las piernas estiradas o dobladas y llevar tu atención a ti mismo.
- Las ranas pueden saltar muy lejos; croar muy fuerte; pero también, pueden estar muy quietas y no hacer nada.
- Al principio, a las ranas también les cuesta estar sentadas tan quietas…Brazos que quieren moverse; piernas que siempre quieren moverse; pero cuanto más a menudo practiques, mejor irá.
- Y entonces, entonces sientes que es muy agradable no tener que hacer absolutamente nada. Solo sentarte quieto. Tan quieto como puede hacerlo una rana.
- Si quieres puedes cerrar los ojos o entornarlos, como tu prefieras.
- Estás sentado igual que la rana. Tan quieto como puedas.
- Y para estar sentado tan quieto, necesitas estar atento…
- Atención y tranquilidad.
- Tus piernas quietas; tus brazos están quietos; tus nalgas quietas; incluso tu cabeza está quieta y tranquila.
- Y al estar tan quieto, quizás te des cuenta, de que siempre hay algo en ti, que se mueve un poquito. Quizás tus ojos, o un dedo, o tus nalgas, que no pueden parar de oscilar de un lado a otro; y ello no tiene nada de malo.
- No se trata de que no te muevas, se trata de que te des cuenta, de si hay algo que se mueve.
- ¿Y sabes lo que es siempre, que siempre se mueve, aunque estés así tan quieto?
- Es la respiración, la respiración en tu vientre.
- Coloca tus manos en tu regazo, y siente como tu vientre, sube y baja, sube y baja una y otra vez.
- Siguiendo tu respiración, tu vientre sube un poquito y baja un poquito. Un poquito hacia arriba y un poquito hacia abajo. Siéntelo…
- Tener la atención en la respiración te da calma…
- Igual que la rana sigues quieto. Sentado. Tan quieto como puedes.
- Y llevas tu atención, aún por un momento, a la respiración en tu vientre…
- Lo estás haciendo muy bien, exactamente tal y como lo haces.
- Prestar atención a la respiración, te ayuda: si te has caído, si estás muy enfadado, si estás cansado o si quieres tranquilizarte un momento.
- Quizás mañana tengas otra vez ganas de practicar el estar sentado, tan quieto como una rana. Quién sabe.
- Y cuando oigas la campanilla, te levantas tranquilamente y sigues haciendo tus cosas cotidianas.
- Te deseo que hoy lo pases muy bien.
>> Eline Snel
(Las Palabras en cursiva se pueden cambiar por otras más familiares)